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Es posible que te hayas topado con el dilema habitual de seguir a tu corazón frente a seguir a tu mente a la hora de tomar decisiones.
Algunas personas seguirían a sus mentes, ya que dirían que es lo más lógico, son los Clásicos Otros seguirían a su corazón porque es la única manera de expresar sus verdaderos deseos. Románticos .
Vamos a compararlas.
En este artículo, le presentaré ocho diferencias entre ambos que probablemente no conocía.
1) El corazón y la mente
Como he mencionado antes, las personas románticas dejan que su corazón guíe sus decisiones. Siguen sus instintos y dejan que guíen sus acciones, confiando en que su corazón sabe lo que es mejor para ellas.
Y si su corazón ya sabe lo que deben hacer, ¿por qué agobiarse con deliberaciones innecesarias y arriesgarse a darle demasiadas vueltas a las cosas?
Los románticos están más dispuestos a correr riesgos siempre que tengan un buen presentimiento.
Los clasicistas, en cambio, prefieren pensar más profundamente y confiar en su mente. No se fían de sus sentimientos, y algunos incluso podrían considerar que "fe" es sinónimo de locura.
Por eso, no son propensos a dar saltos de fe y prefieren pensar las cosas y confiar en sus experiencias antes de pasar a la acción.
Si alguna vez te has sentido identificado con canciones que hablan de hacerse más sabio y más fuerte después de traiciones y decepciones, eso es Clasicismo saludándote directamente.
2) Espontaneidad y preparación
Los románticos creen que las acciones tomadas en el impulso del momento son más diluidas que las que han sido diluidas por demasiado pensamiento.
Incluso pueden llegar a desconfiar de alguien que nunca actúa de forma espontánea, porque eso simplemente les indica que la persona no es auténtica.
¿Alguna vez ha visto a alguien -quizá un desconocido- y ha sentido tal emoción que ha pensado que era "amor a primera vista"? Ésa es la esencia misma del Romanticismo en acción.
Las personas que siguen una filosofía más clasicista, en cambio, creen que es mejor planificar con antelación.
Ver también: Cómo afrontar el desamor: 14 consejos sin tonteríasCreen que es una locura "seguir a tu corazón" y actuar sin pensar.
Nuestras acciones tienen el potencial de causar mucho bien o mucho mal, y el clasicista cree que es más sensato pensar bien las cosas... pensar en las razones por las que puedes sentirte tentado a hacer algo, así como en las consecuencias de tus acciones y en las mejores formas de llevarlas a cabo.
Un clasista que odia su trabajo no lo dejaría sin más a menos que esté seguro de que tiene otro empleo al que cambiar y haya atado todos los cabos sueltos en su lugar de trabajo actual.
Un romántico simplemente dejaría su trabajo y confiaría en que encontrará uno nuevo con el tiempo porque está seguro de que encontrará otro.
3) Franqueza y moderación
Para los románticos, hablar claro es la clave del juego: dicen lo que piensan, sin preocuparse demasiado por lo que sus palabras puedan hacer sentir a los demás.
Ver también: 5 significados espirituales cuando no puedes respirarLo que sí les importa es que no se repriman ni restrinjan sus pensamientos. Si alguien piensa que están siendo demasiado duros o abrasivos, es que son así. Si a los demás no les gusta lo que dicen o su forma de hablar, no es su problema.
Por otra parte, a los clásicos no les gusta hablar claro, y no es que les dé miedo hacerlo, sino que prefieren tomarse el tiempo necesario para ser más reflexivos.
Están más dispuestos a mentir y a guardar secretos, además de ser más delicados cuando hablan con otras personas en general. Una sola palabra, pronunciada sin cuidado, puede causar mucho daño.
El tipo de persona Clásica a la que recurrirías si estás pasando por un mal momento y sabes que tienes problemas que necesitan arreglo... pero también necesitas un toque tierno, o de lo contrario te desmoronarás como un cristal. Pero además, como piensan bien sus palabras, los Clásicos también pueden hacer que sus palabras duelan mucho más de lo debido si eso es lo que quieren.
Mientras tanto, el romántico probablemente no sea la mejor persona a la que acudir en busca de consuelo o confianza para guardar tus secretos. Pero cuando intentan hacer daño, su ladrido es peor que su mordedura... la mayoría de las veces.
4) Idealismo y realismo
Las personas románticas tienden a ver las cosas desde un punto de vista idealista, y pueden considerar que la situación actual es terrible y necesita mejoras. Es normal que se sientan indignadas por las injusticias y las luchas de poder, y con ello también viene su deseo de protestar y desafiar a la autoridad.
Sencillamente, son los tipos a los que hay que acudir si queremos hablar de utopía y cambio radical.
Los clasicistas, en cambio, son mucho menos proclives a salir a la calle y protestar, porque se basan firmemente en la realidad. Pueden ver los problemas que tienen a los románticos levantándose en armas e incluso desear que esos problemas también se solucionen.
Pero también comprenderán que, por muy defectuoso que sea el sistema, ofrece estabilidad. Hay demasiados sistemas y un descuido puede empeorar fácilmente las cosas.
Tanto los Románticos como los Clásicos pueden desear un cambio a mejor, pero sus enfoques difieren. El Clásico preferiría mantener el sistema en su lugar y tratar de cambiarlo a mejor, mientras que el Romántico preferiría eliminarlo por completo y luego poner algo nuevo en su lugar.
5) Emoción y satisfacción
Si algo tienen las personas románticas con lo que les rodea es su búsqueda constante de algo mejor. Las personas románticas ven el contentamiento en circunstancias que considerarían lejos de lo ideal como algo parecido a la resignación, y por eso prefieren buscar días mejores que lidiar con lo que hay en el plato.
Por otro lado, los Clásicos desean la satisfacción por encima de todo. Puede que las dificultades se presenten en su camino y que la vida no sea perfecta, pero aceptarán que la vida simplemente es así. Puede que incluso le den la bienvenida, creyendo que lo que no les mata les hace más fuertes.
Practican el optimismo y la resiliencia, que consideran claves para vivir una vida feliz y fructífera.
Supongamos que tiene un compañero de trabajo que lleva años trabajando para la misma empresa y un día otra empresa decide intentar atraerle. Puede ser que la otra empresa pague mejor, o que sea menos estresante y el ambiente de trabajo sea más amable, o quizá los valores de la empresa estén más en consonancia con los suyos.
Un romántico aprovecharía la oportunidad de inmediato, mientras que un clásico probablemente la rechazaría.
6) Aburrimiento y familiaridad
Las personas románticas tienden a aburrirse con bastante rapidez, por lo que a menudo desprenden una sensación de inquietud.
Aborrecen la rutina diaria constante y la ven como algo que siempre se puede hacer con un pequeño giro. Estarían ahí fuera descubriendo cosas nuevas, buscando nuevas formas de divertirse y buscando emociones. La novedad es buena como el oro para ellos, mientras que las ideas populares les aburren.
A los clásicos, en cambio, no les interesan las novedades, pero pueden apreciar tener algo nuevo de vez en cuando, y un poco de novedad estaría bien tenerla siempre y cuando no perturbe lo que tienen.
Pero no perseguirán cosas nuevas ni intentarán alterar su rutina para darle un toque picante a las cosas. Al contrario, tratarán de mantener las cosas lo más predecibles posible. Su definición de diversión implicaría apreciar las cosas buenas que se les presentan, por sencillas u ordinarias que sean.
Al fin y al cabo, si algo no está roto, ¿para qué arreglarlo?
Los románticos no escuchan las últimas canciones de moda en la radio. Puede que incluso eviten las cosas que se han puesto de moda y son "comunes" porque sí. En cambio, su lista de reproducción cambia cada semana y está repleta de canciones extrañas o desconocidas para la mayoría de la gente.
El Clásico, por otro lado, probablemente tendrá una lista muy predecible de canciones que le encontrarás escuchando todo el tiempo.
7) Absolutismo y compromiso
Los románticos tienden a ver el mundo en blanco y negro. En lo que a ellos respecta, en el momento en que eres consciente de una idea puedes elegir entre apoyarla o rechazarla. No hay puntos intermedios, y afirmar que "no eliges un bando" o que "no te interesa" se considera apoyo a través de la conformidad.
Este pensamiento en blanco y negro también se refleja en su forma de actuar. Al fin y al cabo, si sólo hay apoyo o rechazo, una vez elegido un bando, más vale ir hasta el final. Cuando aman, aman completamente sin reservas. Cuando odian, odian con todo su corazón.
Por el contrario, los clásicos están dispuestos a transigir. Ven el mundo en tonos grises, reconocen que uno nunca tendrá todo lo que quiere, que las personas pueden ser buenas y malas, que una ventaja puede ser también un inconveniente.
Están más dispuestos a escuchar y ver el valor de ideas diferentes, aunque no estén de acuerdo con ellas, e incluso pueden crear su propia idea, tomando lo que consideran que son los mejores rasgos de lo que se les ha dicho.
Por ello y por su búsqueda del término medio, a menudo encontrarán una fuerte oposición por parte de los románticos.
8) Vivir con el futuro y el pasado
Los románticos viven en el futuro: ven y creen que si descubren su potencial y buscan nuevas perspectivas, pueden crear su idea de futuro, que guiará su forma de actuar en el presente.
A veces, esto les lleva a descubrir algo nuevo, y otras veces acaban redescubriendo algo que ya se había pensado o hecho en el pasado.
Mientras tanto, el Clásico prefiere mirar al pasado -tanto al propio como al de los demás- para orientarse sobre cómo actuar en el presente.
Se adhieren a las normas y principios establecidos y, si alguna vez se dignan a desafiar alguno de ellos, sólo será después de largas y considerables deliberaciones en las que miran al pasado y prestan atención a las lecciones que puede ofrecerles. Saben que si ignoran el pasado, están abocados a repetir errores ya cometidos.
Últimas palabras
El Romántico puede resumirse en una persona enérgica, cándida y exploradora. Por otro lado, el Clásico es más reservado, cuidadoso y se conforma con lo que tiene.
Pero hay que tener en cuenta que se trata de panorámicas generales, y que las personas no sólo son complejas, sino que además cambian constantemente.
Al fin y al cabo, es importante que no nos atasquemos demasiado con las etiquetas. Puede que nos ayuden a hacernos una idea general de quién es una persona y de su forma de pensar y actuar, pero las personas son a menudo algo más que meras etiquetas.
Dicho esto, si quieres crecer y te consideras un Clásico firme, quizá quieras abrir tu vida a un poco de emoción. Y si te consideras un Romántico firme, quizá quieras estructurar un poco tu vida, asentarte y empezar a ver el mundo en diferentes tonos de gris.
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