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¿Alguna vez te ha preocupado ser un perdedor? No te preocupes, todos hemos pasado por eso en algún momento.
Ver también: Cómo dejar de ser un hombre necesitado y desesperado: 15 consejos claveSin embargo, hay algunos rasgos que poseen los perdedores y que puede o no reconocer en usted mismo.
¿La buena noticia? Puedes controlarlos al 100% y evitar ser un "perdedor".
¿Qué es un perdedor?
Antes de profundizar en los rasgos comunes de los perdedores, hablemos de lo que es realmente un perdedor.
Verás, los medios de comunicación y la sociedad nos dan una imagen muy concreta de los "perdedores", lo que, para nuestra sorpresa, hace que nos preocupemos por entrar en esa categoría.
La verdad es que a un perdedor no se le mide por ningún valor extrínseco.
No ser un perdedor no tiene nada que ver con
- Su aspecto
- Su éxito financiero
- Su situación sentimental
- Su actividad sexual
Lo que lleva al error común es que muchas de las cosas mencionadas son puntos fuertes de personas que no se consideran perdedoras.
¿Por qué?
Pues bien, lo que convierte a alguien en un perdedor suelen ser rasgos de personalidad que le impiden alcanzar su verdadero potencial.
Una vez más, eso no significa que tengas que tener cualquiera de los anteriores con el fin de no contar como un perdedor, sólo estoy diciendo que los rasgos de perdedor realmente sabotearán tu oportunidad en todos estos valores sociales.
Ahora bien, si un perdedor no se clasifica según estos parámetros, ¿cómo se puede detectar a uno?
Hay 15 rasgos comunes de los perdedores que los diferencian de los demás.
15 rasgos comunes de los perdedores
1) Permanecer en el victimismo
Empiezo la lista con este punto porque probablemente sea el más importante de todos.
Sin excepción, todos los perdedores tienen la costumbre de hacerse las víctimas sin descanso.
Es cierto, la vida puede ser cruel y a menudo te parecerá injusta. Los perdedores creen con cada fibra de su ser que la vida está en su contra y que están a merced de ella.
¿Ves el problema?
La cuestión es que, cuando crees que no tienes control sobre las cosas y que eres la víctima de las situaciones de la vida, te sientes impotente.
Y la impotencia no es una sensación agradable.
Una cosa que tienen en común todas las personas a las que admiras es que están en su poder.
A todo el mundo le pasan cosas malas y, aunque sí, algunos son más afortunados que otros, al final tu éxito depende únicamente de si crees que la vida te pasa a ti o para ti.
Una vez que hagas este pequeño cambio de mentalidad, tu vida cambiará drásticamente.
Y lo mejor de todo, ¡no tendrás que volver a sentirte impotente!
La clave está en comprender que lo único que siempre podrás controlar es cómo reaccionas ante las situaciones.
Literalmente, no hay nada más que puedas hacer.
Ser víctima es una elección y, por muy duro que sea de tragar, algunas personas se quedan en el victimismo porque les gusta.
Sí, me has oído bien. La verdad es que, mientras eres una víctima, las cosas son fáciles.
Pobre de ti, todo el mundo está en tu contra, nada es culpa tuya, no hay nada que puedas hacer para cambiar las cosas.
Aunque suene contradictorio, ¡es cómodo!
La opción más difícil es tomar las riendas de tu poder, darte cuenta de que tienes un papel en las cosas que ocurren e incluso si no puedes influir en ciertas cosas, la forma en que respondes está totalmente bajo tu control.
Ocurren cosas horribles, pero es tu decisión si quieres vivir tu vida para siempre sufriendo por lo ocurrido, o si quieres responsabilizarte de ti mismo.
La autocompasión no te llevará a ninguna parte, créeme.
2) Rendirse siempre
Ya hemos establecido que la vida puede ser muy dura a veces.
Resulta que la vida es dura para todos. Lo que marca la diferencia entre una persona de éxito y un perdedor es que la primera nunca se rinde.
El fracaso es una amarga lección y está bien sentirse momentáneamente desanimado cuando se fracasa en algo.
Sin embargo, es importante darse cuenta de que incluso las personas con más éxito han fracasado varias veces.
¿Sabía que Harry Potter, de J.K. Rowling, fue rechazado 12 veces por diferentes editoriales antes de alcanzar el éxito?
Imagina que se hubiera rendido tras el segundo o tercer rechazo... ¡Nunca habríamos podido perdernos en el mundo de Hogwarts!
Los ganadores entienden que el fracaso es una lección, no una razón para abandonar. Averigua qué puedes aprender de tus errores y vuelve a intentarlo.
3) Negatividad generalizada
La negatividad te hunde, no es ningún secreto.
Sin embargo, la mayoría de las personas no se dan cuenta del alcance de su propia negatividad.
Nuestra sociedad está tan acostumbrada a quejarse, que a menudo ya ni nos damos cuenta.
Intenta pasar un día sin quejarte de nada, ¡y te darás cuenta de lo difícil que es!
Los ganadores en la vida lo saben y hacen un esfuerzo consciente por ser menos negativos.
Ahora bien: es importante señalar que la positividad tóxica no es la solución a este problema. Algunas situaciones de la vida son terribles, y es importante ser capaz de reconocerlo y hacer frente a estas emociones.
Sin embargo, reducir el flujo constante de comentarios negativos en tu cabeza no te hará ningún daño.
Un pequeño consejo que me ayuda a ver la belleza de la vida un poco más, es tratar de idealizar mi vida.
Para ello, simplemente dedique tiempo cada día a saborear los pequeños momentos de dicha.
Por ejemplo:
- Cómo se refleja el sol en el vapor de tu café
- Cómo huele tu cena
- Cómo se ve el cielo
- La suavidad de tus sábanas recién lavadas
Ya te haces una idea.
Centrarse en todos estos momentos exquisitos le ayudará a ver la belleza en lo mundano.
4) Ensimismarse
Algunas personas "de éxito" son en realidad unos completos perdedores. ¿Quieres saber por qué?
Porque no les importaba nadie más que ellos mismos.
Aunque, sí, de cara al público parecen personas de éxito que "lo tienen todo", este comportamiento suele generar una soledad y una miseria atroces.
¿Te imaginas tener todo el dinero que puedas necesitar pero a nadie que se preocupe de verdad por ti?
Ser egocéntrico te convertirá en un perdedor, independientemente de tus circunstancias.
Preocúpate por los demás, comparte tu amor y nunca te sentirás un perdedor, créeme.
5) Arrogancia
La arrogancia no es un rasgo simpático, creo que todos estamos de acuerdo en eso.
La cuestión es que hay una delgada línea entre la autoestima sana y la arrogancia.
Verás, la autoestima significa saber que, independientemente de lo que hagan o digan los demás, tú eres intrínsecamente digno y bueno tal y como eres.
La arrogancia, en cambio, significa que te crees mejor que los demás.
A decir verdad, la arrogancia es en realidad todo lo contrario de la autoestima. La arrogancia es como una máscara que oculta la inseguridad con una confianza fingida.
Cuando tienes verdadera confianza en tus logros, no tienes nada que demostrar.
6) Falta de conciencia de sí mismo
Si te preocupa ser un perdedor, lo más probable es que no lo seas.
Quizá se pregunte cómo lo sé.
Bueno, los perdedores tienen una falta total de autoconciencia, y la idea de que podrían tener que trabajar en sí mismos ni siquiera se les pasa por la cabeza.
Los perdedores son incapaces de analizar su propio comportamiento y sus cualidades porque creen de todo corazón que no les pasa nada.
¿Te has tomado alguna vez el tiempo de contemplarte a ti mismo, tus pensamientos y tus acciones? Enhorabuena, ¡definitivamente no eres un perdedor!
Tomar conciencia ya es la mitad de la solución a cualquier problema! Ser capaz de cuestionar tus propios motivos significa que estás a medio camino del cambio!
7) Estrechez de miras
"Yo tengo razón y todos los demás están equivocados, ni siquiera quiero escuchar lo que tienes que decir porque yo tengo razón de todos modos".
¿Te suena a alguien que conoces?
Resulta que los perdedores tienen tendencia a creer que no existen las zonas grises.
Cuando tienen una opinión sobre algo, cualquier otra opinión es simplemente errónea.
Verá, en realidad la mayoría de las situaciones tienen puntos de vista muy diferentes con opiniones respetuosamente justificadas.
Cuando alguien no tiene la capacidad de mantenerse neutral, escuchar una opinión contraria y aceptar que su opinión es tan válida como la suya, aunque sea diferente, es un perdedor.
8) Vanidad
Si bien es cierto que el aspecto físico influye a la hora de ser considerado "exitoso", existe una delgada línea entre quererse a uno mismo y realmente QUERERSE.
Es natural querer estar guapo para ciertas ocasiones, o incluso fijarse un poco en tu aspecto cada día.
Sin embargo, hay personas que ponen toda su atención en su aspecto y, sobre todo, en cómo se ven ante los demás.
Este tipo de comportamiento es en realidad lo contrario de atractivo y puede deslizarse fácilmente hacia el narcisismo.
Piénsalo: cuanto más sientes la necesidad de parecer guapa y triunfadora ante los demás, más posibilidades hay de que en el fondo te sientas una perdedora.
9) Cotilleos
Es una locura lo normal que es el cotilleo en las conversaciones cotidianas.
En serio, presta atención la próxima vez que estés en una reunión social y te darás cuenta de que cotillear sobre los demás es una parte crucial de las interacciones.
Probablemente no haya nadie que pueda afirmar que nunca ha participado en cotilleos. Yo sé que no puedo.
Sin embargo, esta popular forma de entretenimiento tiene un gran inconveniente.
No importa si se habla a espaldas de alguien, en el fondo cotillear no es más que intimidar.
De hecho, nadie es perfecto y todo el mundo comete sus propios errores. ¿Significa eso que todos merecemos que hablen mal de nosotros a nuestras espaldas?
Desde luego que no. Sólo los perdedores ganan confianza destrozando a los demás.
10) Falta de integridad
Las personas de éxito tienen una serie de valores y una brújula moral de la que no les gusta apartarse.
Un perdedor, en cambio, tiene una brújula moral flexible que puede ajustar a sus necesidades del momento.
¿Tienen que renunciar a sus valores para ganar fama o riqueza? ¡No hay problema!
Las personas de éxito se aferran a sus valores y normas morales.
Si estás dispuesto a renunciar a todo aquello en lo que crees para "triunfar", nunca serás respetado por los demás.
Hablando de eso, eso me lleva al siguiente punto:
11) No respetarse a sí mismo ni a los demás
Todos sabemos que es de mala educación faltar al respeto a los demás, sobre todo cuando se habla con ellos, pero ¿quieres saber qué te convierte en el mayor perdedor?
Faltarte al respeto a ti mismo.
Sin amor propio nunca estarás en el lado ganador de la vida, créeme.
Pero, ¿cómo se respeta uno a sí mismo?
Los límites evitan que otras personas se aprovechen de ti, pero también pueden ayudarte a mantenerte bajo control.
La cuestión es que la falta de límites suele derivar de una falta de autoestima, ambas están interrelacionadas.
Un perdedor no tiene ninguna de las dos cosas.
Empieza a poner límites practicando hábitos que protejan tu energía, como decir no cuando no quieres hacer algo.
12) Falta de propósito
Probablemente suene muy lógico cuando digo que los perdedores tienden a no tener un propósito adecuado en su vida.
Ver también: 15 cosas que debes saber sobre cómo ignorar a alguien que te atraeEl propósito es lo que da sentido a nuestras vidas. Sin él, sólo existimos.
Las personas obtienen su propósito de diferentes fuentes:
- Carrera profesional
- Arte
- Familia
- Relaciones
- Viajar
- Construcción
- Creación de
Sea lo que sea lo que ilumina tus ojos, ese es tu propósito.
En caso de que sientas que no tienes un propósito, piensa en las cosas que te encanta hacer.
Si no se le ocurre nada, piense en lo que despertaba su interés cuando era niño.
Es un buen indicador de tu propósito.
Déjame contarte un pequeño secreto: el propósito no consiste necesariamente en conseguir algo. El propósito consiste en vivir en tu verdad y ser tu mejor yo.
Una vez que lo haces, tienes un propósito y no eres un perdedor.
13) Ser mimado
A nadie le gustan los mocosos consentidos. Por mucho que los mocosos consentidos tengan toneladas de dinero u oportunidades, siempre serán perdedores.
Verás, cuando alguien está completamente mimado y no tiene que trabajar realmente por nada en su vida, carecerá para siempre de una sensación de logro, y eso corroe el alma.
Además, la definición de malcriado es la falta de gratitud por lo que se tiene.
Sin gratitud, la vida es aburrida y triste, créeme.
Empieza a practicar la gratitud cada día y haz una lista de 3 cosas (o las que se te ocurran) por las que estás agradecido.
Puede ser simple. Para mí ahora mismo, sería algo así:
1) Agradezco que el sol entre por la ventana
2) Agradezco el café de mi mesa
3) Agradezco la hermosa música que escucho de fondo.
¿Ves? Nada loco, pero te levanta el ánimo de inmediato.
14) No ayudar a los necesitados
No importa lo que estés haciendo, cuando te cruzas con alguien que lo necesita, una buena persona siempre se detendrá y le ayudará.
Los perdedores carecen de la empatía necesaria para adoptar este tipo de comportamiento, por lo que mirarán hacia otro lado cuando ocurra algo malo.
Puede tratarse de un niño que llora solo en público porque ha perdido a sus padres, de una persona herida, de una anciana que intenta cruzar la calle, de una chica que trata de alejarse de un extraño espeluznante... lo que se le ocurra.
Intenta ayudar a la gente en todo lo que puedas.
15) Eludir la responsabilidad
A los perdedores no les gusta asumir la responsabilidad de sus actos, sino que echan la culpa a los demás e intentan librarse de los problemas por todos los medios.
Las personas nobles saben que sus actos tienen consecuencias y no rehúyen asumir la responsabilidad de los errores cometidos.
Lo que los perdedores no entienden es que asumir la culpa de los errores en realidad hace que los demás te respeten más que si intentas parecer inocente.
¿Cómo evitar ser un perdedor?
Mira, nadie es perfecto, y aunque a estas alturas de la vida no me consideraría un perdedor, confesaré que solía poseer bastantes de estos rasgos en algún momento de mi vida.
Ser un perdedor no es algo malo siempre y cuando seas consciente de cómo está influyendo negativamente en tu vida.
Como ya hemos dicho, la concienciación ya es la mitad de la solución.
Una vez que fui consciente de todos estos rasgos, enseguida me di cuenta de que los hacía durante el día y cambié activamente mi comportamiento.
Resulta que a veces necesitamos ser perdedores para evolucionar y convertirnos en lo mejor de nosotros mismos.
Si quieres evitar ser un perdedor, céntrate en ser tu mejor yo. Inténtalo:
- Asumir tu poder y la responsabilidad de tu vida y tus actos
- Preocuparse por los demás
- Tener una mente abierta
- Ser consciente de uno mismo
- Establecer límites y respetarse a uno mismo
- Practicar la gratitud
Con estos pocos pasos evitarás ser un perdedor en poco tiempo, ¡créeme!
Por último, pero no por ello menos importante, quiero mencionar que está bien ser un perdedor siempre y cuando seas consciente de que hay cosas en las que tienes que trabajar para ser un mejor ser humano.
Ser un perdedor no es una cualidad innata con la que se nace. Ser un ganador o un perdedor depende únicamente de lo que hagas con tu vida y de cómo trates a las personas que te rodean.
¿La buena noticia? Todo se reduce a la mentalidad, y aunque no es fácil, ¡es algo sencillo de abordar!
Buena suerte y recuerda que tú tienes el control de tu vida.