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Te has dado cuenta de la nada de que no tienes ni idea de lo que estás haciendo con tu vida.
Si hasta ahora has estado viviendo tu mejor vida, puede que empieces a preguntarte por qué te sientes así. Después de todo, ya lo tienes todo resuelto, ¿verdad?
En este artículo, permítame ayudarle a entender por qué está atravesando esta crisis y qué puede hacer al respecto.
Ver también: 15 señales de advertencia de un jugador casado¿Por qué te sientes así?
1) Has estado viviendo tu vida para los demás
Una de las razones por las que te has sentido perdido en la vida es que sencillamente no tienes una vida propia, sino que has estado viviendo tu vida para los demás.
Puede que estés intentando alcanzar hitos para que tus padres se sientan orgullosos, o que hayas sido tan desinteresado que casi siempre que haces algo es por el bien de los demás.
La aprobación de los demás -sobre todo la de nuestros padres- puede darnos alegría en el momento, pero es una alegría frágil y vacía que te deja esclavo de los sentimientos y el juicio de los demás.
Y cuando esa felicidad se desvanezca, mirarás atrás y te preguntarás "¿qué estoy haciendo con mi vida?".
2) Ha habido un gran cambio en tu vida
Los seres humanos somos animales de costumbres y, cuando ocurre algo drástico que altera nuestro día a día, en su mayoría predecible, podemos encontrarnos perdidos.
Por muy independientes y libres que parezcamos, todos necesitamos esa estabilidad para hacer frente a la naturaleza caótica de la realidad en la que vivimos.
Supongamos que tu matrimonio de 20 años se desmorona. Algo así te haría sentir que has desperdiciado 20 años de tu vida-años que nunca recuperarás por haber invertido en la persona equivocada.
Pero eso no es todo. Cuando atravesamos un gran cambio vital, también empezaremos a cuestionarnos todo lo demás en nuestra vida. Puede que empieces a preguntarte por qué sigues queriendo vivir en la misma ciudad o el tipo de amigos que tienes.
Y lo más importante, no puedes evitar preguntarte ¿y ahora qué?
3) Te atenaza la necesidad de más
Otra razón importante por la que puedes sentirte perdido es porque te abruma lo que no tienes. Has estado persiguiendo cosas que quieres, pero siempre están fuera de tu alcance por mucho que lo intentes.
O puede que los hayas alcanzado y te des cuenta de que no son suficientes para hacerte feliz.
Digamos que siempre has querido tener un coche desde que eras niño. Pensabas que te conformarías con un cuatro plazas barato, pero en cuanto lo tienes te das cuenta de que en realidad quieres una furgoneta camper.
Para satisfacer esa necesidad, sigues esforzándote por conseguir un coche aún mejor.
Entonces te das cuenta de lo inútil e inútil que es todo. Después de todo, ¿qué sentido tiene comprar tantos coches nuevos si estás demasiado ocupado para conducirlos?
Pensabas que serías feliz una vez que consiguieras ese algo determinado, pero acabas sintiéndote hueco cuando por fin lo consigues. Momentos como éste pueden hacer que nos preguntemos "¿qué demonios estoy haciendo?".
4) Te has estancado haciendo las mismas cosas todos los días
Has estado haciendo lo mismo una y otra vez y acabas de darte cuenta de lo aburrida y sin sentido que ha sido tu vida hasta ahora.
Esto suele ocurrir cuando salimos de nuestra rutina, como cuando viajamos a algún lugar exótico, lo que nos hace ver el mundo -y lo que es más importante, nuestra vida- de otra manera.
Te das cuenta de que esto no puede seguir así, pero al mismo tiempo no sabes qué hacer.
Miras atrás y te preguntas qué has estado haciendo hasta ahora.
5) No has encontrado tus objetivos
Algunas personas saben lo que quieren de su vida desde muy pronto y pasan el resto de su vida persiguiendo ese objetivo, pero la mayoría de nosotros no lo sabemos y nos las arreglamos haciendo lo que haga falta para sobrevivir.
Puede que te haya asaltado una epifanía y, echando la vista atrás, te hayas dado cuenta de que en realidad no has conseguido gran cosa. Has estado viviendo sin rumbo y, en consecuencia, tu vida -al menos a tus ojos- no ha ido a ninguna parte.
Esta sensación suele producirse cuando alcanzamos una edad "clave", como los 25, los 30 o los 35. También puede ocurrir a finales de año, cuando todo el mundo se marca nuevos objetivos.
Puede que sientas una desesperación aplastante o una necesidad imperiosa de enderezar tu vida de una vez, y lamentes igualmente no haberte dado cuenta antes.
6) Te comparas con los demás
Estás orgulloso de lo que has llegado a ser y estás bastante contento con cómo son las cosas.
Pero, de repente, ves que tus amigos se casan, reciben premios y tienen casas millonarias... y ahora te sientes tan inadecuado que hasta piensas que la vida es injusta.
Sabes que debes alegrarte por ellos, pero la verdad es que tú también quieres tener el mismo éxito que ellos.
La envidia es una emoción perfectamente normal, pero no te regodees en la autocompasión, sino inspírate. Cada persona tiene una línea temporal diferente.
7) Te atascas en los "y si...".
Puede que seas feliz, pero no puedes evitar preguntarte por los otros caminos que podrías haber tomado en la vida.
¿Y si en lugar de eso hubieras elegido otro curso en la universidad? ¿Y si hubieras decidido salir con un pícaro o un nómada en lugar del ocupado empresario al que ahora llamas pareja?
Te preguntas "¿qué estoy haciendo con mi vida?" y, si no tienes cuidado, puedes responder a esa misma pregunta dejándote llevar por esos escenarios hipotéticos.
Si estás casado, puede que te veas envuelto en una aventura. Si no has bebido ni un sorbo de vino, puede que sorprendas a tus amigos convirtiéndote en el nuevo borracho del pueblo.
Por supuesto, esto no es una excusa para que hagas estas cosas. En última instancia, sigues siendo tú quien tiene que decidir si poner los cuernos o beber hasta estar medio muerto, y nada de echarle la culpa a tu crisis de los cuarenta te servirá de excusa.
8) Te agobian los remordimientos
Quizá rompiste con alguien y ahora te das cuenta de que deberías haber seguido con esa persona.
Aunque no estés necesariamente atascado pensando en qué pasaría si..., no puedes evitar arrepentirte de tus decisiones. Parece como si ya hubieras perdido mucho tiempo, y ahora no hay forma de que puedas cambiar tu decisión.
Tienes que elegir y luego comprometerte con ello de por vida. Y eso es lo que hace que sea una situación tan amarga para ti.
Tienes que seguir caminando por una senda que sabes que no es la que deberías haber elegido y, a cada paso, no puedes evitar preguntarte: "¿por qué ésta cuando la que tenía antes era mucho mejor?".
9) Te has entregado a hábitos autodestructivos
Acababa de hablar de que la sensación de estar perdido te lleva fácilmente a hábitos autodestructivos. Lo trágico aquí es que esos mismos hábitos autodestructivos también pueden llevarte a cuestionar tu vida.
Digamos que empezaste a beber para que tus remordimientos y problemas te resultaran más fáciles de manejar. Puede que en algún momento te des cuenta de que te estás arruinando.
Cuestionas tu nuevo vicio, aun siendo plenamente consciente de sus motivos. Sabes el daño que te está haciendo, pero no puedes parar.
"¿Qué estoy haciendo con mi vida?", te preguntarás, viendo cómo la estás llevando voluntariamente a la ruina.
Te has metido en una rueda de hámster y ahora no puedes salir de ella.
10) Estás desilusionado con la vida
Existe la posibilidad de que la vida te haya machacado tanto que no puedas evitar descubrir que nada de lo que haces tiene sentido o un significado superior.
Esto es especialmente probable si siempre has sido una persona idealista. Es demasiado fácil depositar tu confianza en alguien que no la merecía, y que luego esa confianza se rompa.
¿De qué sirve ser caritativo si la gente sólo va a aprovecharse de tu generosidad?
¿De qué sirve intentar amar si sólo vas a salir herido?
Hay que admitir que es difícil liberarse de la desilusión una vez que se instala, pero esto es completamente sano.
Se llaman dolores de crecimiento y forman parte de la vida. Hay que experimentarlos para crecer.
¿Qué puede hacer al respecto?
1) Considérelo una bendición en lugar de una maldición
El primer paso para superar este sentimiento es acogerlo. Cuanto más lo espantes, más te dolerá y te perseguirá.
Puede que te resulte difícil aceptar que existen razones legítimas para sentirte así, pero lo cierto es que es una bendición.
Si te sientes mal por cómo te ha ido la vida, eso significa que aún tienes esperanza. Hay tanta gente que no hace más que desperdiciar su vida porque intenta eludir los sentimientos negativos.
Estos sentimientos aparentemente negativos están ahí para despertarnos de la mundanidad de la vida. Es esa voz guía que nos dice "oye, no olvides tus sueños" o "oye, no es demasiado tarde" o "oye, no vayas por ahí".
En realidad, las crisis existenciales y el descontento pueden ser buenos para nosotros. Agradécele que te visite porque te ayudará a resolver tu vida y a volver a conocerte a ti mismo.
2) Desconectar del ruido
Si te sientes perdido porque no encuentras la felicidad, lo más probable es que desconectarte de Internet te ayude.
La cultura del consumismo es una de las principales causas de la desesperación moderna. A las empresas les interesa mantenerte infeliz para poder ofrecerte la promesa de una cura.
Basta con encender la televisión o navegar por Internet para encontrar marcas que dicen que no merece la pena mirarte a menos que te pongas los pintalabios que venden, o compañías telefónicas que intentan decirte que NECESITAS su último smartphone o no estás a la moda.
Está demostrado que cuantos más anuncios ves, más infeliz e insatisfecho te sientes.
Necesitas tener claro por qué te sientes perdido en tu vida. Sintoniza con eso. Aunque no sea la razón principal de tus problemas, te ayudaría, no obstante, dedicar tiempo a sintonizar o distanciarte de otro modo de las influencias externas.
3) Cambiar de entorno
Si su vida ha caído en la rutina, la solución más obvia sería sacudir un poco las cosas.
Reorganiza un poco los muebles, cambia el camino que sigues al volver del trabajo o busca gente nueva con la que pasar el rato.
Si sólo vives en una ciudad toda tu vida, reserva tu primer viaje fuera del país.
Puede que no te des cuenta, pero un ligero cambio en tu entorno puede tener un gran impacto en tu estado mental. Una habitación menos desordenada te hará sentir menos encajonado, y nuevos amigos pueden ofrecerte nuevas perspectivas que pueden cambiar la dirección que toma tu vida.
Si te sientes perdido, no intentes encontrar las respuestas de inmediato. Puede que te ayude relajarte un poco y soltar el control. Algún día llegarán las respuestas, pero tienes que alejarte de tu vida para ver las cosas con más claridad.
4) Establezca sus prioridades
Puede resultar un poco chocante pensar que ser egoísta es algo bueno, sobre todo si has vivido toda tu vida al servicio de los demás.
No ayuda que a la gente le guste hablar del egoísmo como algo malo y del altruismo como algo bueno.
Pero la realidad es que todos necesitamos ser un poco egoístas a veces. Párate un momento a pensar en lo que quieres, sin pensar en los demás, e intenta trabajar para conseguirlo.
Si bien es cierto que debes pensar en los demás, también debes recordar que tú también importas.
Ver también: 15 señales de que el universo intenta decirte algo¿Recuerdas la regla del avión?
Ponte primero la máscara de oxígeno antes de intentar ayudar a los demás.
5) Jugar
No te tomes la vida demasiado en serio. Siempre puedes volver a hacer las cosas si no salen como habías planeado.
Es raro que una persona se levante un día completamente segura de hacia dónde se dirige en la vida.
Así que sal y embárcate en un viaje de autodescubrimiento. No eres demasiado mayor para explorar.
Aprenda un nuevo idioma, dedíquese a nuevas aficiones, cambie de profesión... encuentre formas de hacer que su vida tenga color y sentido.
Tómate tu tiempo. No tengas prisa por encontrar tu verdadera pasión en la vida o tu verdadera vocación.
Sobre todo, no intentes centrarte en el resultado y disfruta del camino.
No puedes descubrir tus pasiones a puñetazos, tienes que aprender a jugar y experimentar.
6) Arregle su estilo de vida
Piensa en cualquier mal hábito que tengas. ¿Bebes demasiado? ¿Sólo comes comida rápida todos los días?
Ponles fin. Los malos hábitos te llevan a un estado de ánimo aún peor a largo plazo, por lo que ponerles fin te ayudará a no hundirte más en el fango.
Cultivar buenos hábitos en su lugar te ayudará entonces -aunque sea a duras penas- a tener una mentalidad mejor.
Y cuando estás en un mejor estado de ánimo, te resulta más fácil controlar tus problemas y las razones por las que están ahí en primer lugar.
7) Anótelo
Un consejo común que se da a las personas que sufren problemas que parecen demasiado grandes para ellos es que los escriban.
Coge un cuaderno o vete al ordenador y empieza a escribir todas tus dudas, miedos, esperanzas y sueños.
Poner por escrito tus problemas puede facilitarte su digestión y ayudarte a ver el panorama general con mayor facilidad.
A veces, los pensamientos que parecen convincentes o aterradores en nuestra cabeza parecen tontos cuando los escribimos, y a menudo es porque lo son. Además, así podrás trazar líneas entre ellos, establecer conexiones y ver cómo tus problemas se alimentan unos de otros.
Cuando desmitifiques tus problemas de esta manera, te resultará mucho más fácil afrontarlos.
8) Tiende la mano a los demás
Al fin y al cabo, necesitamos el cariño de nuestra familia y amigos, pero la ayuda de un terapeuta profesional y un mentor no es fácil de igualar.
Puedes intentar compartir tus luchas con tus amigos y pedirles consejo, pero no puedes estar seguro de que puedan darte algo realmente útil para tu viaje.
Puedes invertir miles de euros en una casa, o en tu coche, o en lujosas decoraciones y comida exótica de todo el mundo, pero todo eso no sirve de nada si no inviertes también en ti mismo.
Conclusión
Hay muchas razones por las que puedes dudar de tu rumbo en la vida, por las que puedes pararte y preguntarte "¿qué estoy haciendo?".
Te sientes mal, y no tendrías la culpa de pensar que estar en este estado es algo malo.
Pero todo esto tiene su lado bueno.
Estar en este estado puede ser el catalizador que te lleve a cambiar como persona, a encontrar tu vocación en la vida o a apreciar mejor lo que ya tienes.
Mantente fuerte, piensa en profundidad y confía en que estás siendo guiado hacia una dirección mejor.
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